Si el islamismo no se hubiera adueñado del discurso sobre la inmigración musulmana, no haría falta prohibir el burkini: todos seríamos conscientes de que se trata de un símbolo político de opresión
Una mujer musulmana se baña con burkini en una playa de Marsella, Francia, el 17 de agosto de 2016 (Reuters).
Corría el año 1995 y en Argelia, los islamistas empezaban a pegar tiros en la calle a mujeres que se resistían a la consigna de llevar velo. Me lo contó Fayza en un bar de Cádiz. Ella, periodista argelina, había tenido que huir a España ante las amenazas. Se dio cuenta de que no tenía futuro en su patria el día que entró en la redacción y, como de costumbre, quiso dar un abrazo a un colega. Cuando el hombre la rechazó y no le quiso ni dar la mano…
Ver la entrada original 2.436 palabras más