El castrismo utilizó y usa la figura del revolucionario al que dejó morir en Bolivia como mito fundacional falseando la vida y obra de este burgués de nacimiento que firmaba sus cartas de adolescencia como «Stalin II», violento, dogmático y al que «le gustaba matar»
«¡Pioneros por el comunismo! ¡Seremos como el Che!». Es el juramento público de los niños cubanos al comenzar los estudios primarios. El mismo castrismo que envió a Ernesto «Che» Guevara a morir a los montes bolivianos para quitárselo de en medio, usó su figura, al modo estalinista, para convertirlo en un mito; es decir, en una historia ficticia para la propaganda. Ese relato de la vida de aquel argentino está lleno de falsedades para encubrir lo que realmente fue, sintió, pensó y dijo. La figura castrista del Che, auxiliada por la comercial foto de Alfredo Korda titulada «Guerrillero heroico», que lo presentaba como un…
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