¿Sabe usted, querido lector, qué proporción de su renta, ganada con su esfuerzo, le es sustraída por el leviatán del Estado si sumamos todos los impuestos directos e indirectos que usted paga cada año?
El Estado de Bienestar sigue dos normas fundamentales: ocultar el nivel real de recaudación con el que esquilma al ciudadano-contribuyente y piropearse constantemente describiendo sus supuestos beneficios para la mayoría de votantes (mientras abandona a la intemperie a la minoría más desfavorecida, a la que tendría obligación grave de proteger, por carecer de interés electoral). Utilizando varios trucos, la oligarquía parasitaria (“organismo que vive a costa de otro, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo”), experta escamoteadora, logra que el nivel real de extracción coercitiva de la propiedad privada de los ciudadanos necesaria para costear el tinglado pase desapercibida.
El primer truco es no cobrar un único impuesto sino ir inventando una multitud de…
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