· La equiparación de asesinos y asesinados en la igualdad del amor se hizo en una carta pastoral de 1978. Los que mataban eran ETA, una voz que será imposible encontrar en ninguno de los documentos emanados de la Conferencia Episcopal
Fue un caso particularmente inicuo de perversión del lenguaje. Ocurrió en noviembre de 1978. ETA había subido dos meses antes varios peldaños en la escalada de terror iniciada tras la promulgación de la Ley de amnistía por el primer Parlamento elegido tras 40 años de dictadura. El horror que provocó aquella serie de asesinatos a mansalva movió a los obispos titular y auxiliar de San Sebastián, Jacinto Argaya y José María Setién, junto al administrador apostólico de Bilbao, Juan María Uriarte, con la colaboración del consejo de vicarios de la diócesis de Vizcaya, a publicar una carta pastoral en la que, tras una defensa genérica de “la vida del…
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