Hace tiempo me llamó la atención la proliferación de columnas de opinión que culpaban de la actual ola de yihadismo en Europa a Arabia Saudita en última instancia. Todos los autores hablaban del wahabismo y del dinero gastado por Riyad en difundir su versión ultraconservadora del Islam. El argumento me pareció peculiar por dos razones, por la vía de radicalización de los yihadistas europeos y por la propia historia del salafismo-yihadista.
El perfil de los yihadistas que han actuado en Europa desde 2012 para acá en Francia y Bélgica, principalmente, suele ser el de hijos de inmigrantes que tras un vida de pequeña delincuencia, drogas y alcohol se convierten en «musulmanes renacidos» a su paso por la cárcel o su contacto con algún predicador radical y carismático. No es una trayectoria que tenga vínculos con el Islam oficial de mezquitas como la de la M-30 de Madrid.
Centro Cultural Islámico…
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