Las imágenes son tan patéticas como el propio personaje, un subproducto político de esa Cataluña sucia, enferma, mixta, sectaria y vulgar. Señalaba el maestro Manuel Montes que el refinamiento ideológico de la progresía se acentúa cuando desempolvan las acusaciones de racismo y xenofobia si alguien osa alertar de los peligros del integrismo en templos y oratorios, pero utilizan toda su artillería verbal y demagógica cuando algún sacerdote católico se atreve a expresar alguna orientación moral dirigida a sus fieles. Si un obispo opina sin imponer o recomienda sobre cuestiones morales, parecen reventar, por la reacción de los izquierdistas, las costuras de la sociedad; si un imán aconseja castigar a las mujeres, les dicta la forma de vestir y pretende coartar la libertad de expresión de todos e instaurar el delito de blasfemia, debe ser admitido como muestra de una particularidad cultural y religiosa.
Esta disposición de la izquierda feminista hacia…
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