«Fascista” pasó a ser un insulto ya en los años treinta del siglo pasado. Entre los primeros en preguntarse por el significado del término el escritor inglés está Orwell. Llegado a España para luchar contra el “fascismo”, como otros muchos jóvenes idealistas de la época, Orwell pronto comprendió que la Guerra Civil era un gigantesco campo de batalla propagandístico. El “fascismo” era uno de los elementos clave y a él le dedicó luego un texto famoso. Fascista, decía Orwell, había acabado siendo todo aquel que demostrara predisposiciones autoritarias, nacionalistas e incluso religiosas.
El término, uno de los que más éxito han tenido en el lenguaje político, responde a una realidad precisa, como es la fusión de dos corrientes. Una es el sindicalismo, un sindicalismo ajeno al marxismo, pero nada reformista y que aborrece el individualismo. El otro es el nacionalismo, surgido en los primeros años del siglo XX, que…
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