Hoy, aniversario de la masacre del 11-M, no voy a reiterar las razones por las que sabemos, desde hace mucho, que aquella tragedia no fue un atentado islamista, sino una operación de las cloacas de los servicios de inteligencia. Quien quiera, puede consultar los centenares de artículos que hemos publicado al respecto.
Baste recordar tres hechos fundamentales:
1) Todas las pruebas directas del caso fueron hechas desaparecer con una celeridad inusitada. En menos de 48 horas tras la masacre, se dio la orden de desguazar los vagones atacados, es decir, los escenarios del crimen, al tiempo que desaparecían todas las muestras recogidas en los trenes, así como los propios informes de recogida de esas muestras.
2) En paralelo a esa desaparición de las pruebas directas del caso, 18 horas después de la masacre apareció en una comisaria de policía de Vallecas una bolsa-bomba…
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