“Defenderemos un marco legal regulado para el ejercicio de la prostitución voluntaria que permitirá una mayor protección y seguridad de las personas que se dediquen a dicha actividad, velando por la voluntariedad de su ejercicio y por el control de las condiciones de salubridad e higiene en su práctica”.
Con su propuesta de legalizar la prostitución y ‘abrir el debate’ sobre la despenalización del cannabis, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, ha logrado bastante más de lo que quería -atraer la atención sobre su partido y recoger el manto del liberalismo despreciado en su día por Mariano Rajoy-, a saber: poner el dedo en la llaga de una situación legal incoherente y manifiestamente mejorable con respecto a ambas cuestiones, provocar un verdadero estallido de demagogia entre los partidos rivales, poner de manifiesto que la izquierda es el nuevo puritanismo y dejar claro que los liberales viven en los mundos…
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