Una leyenda profusamente difundida pretende que, desde las mismas elecciones del Frente Popular, la derecha, particularmente Gil-Robles y Franco, intentaron el golpe de estado contra ellas. Así, no habrían actuado de modo distinto de Azaña y demás republicanos cuando perdieron las elecciones de 1933.

Sin embargo, la realidad es muy otra, aun dejando de lado el hecho de que las elecciones del 33 fueron democráticas, mientras que las del 36 en ningún país se considerarían como tales. En la misma noche electoral, y a la mañana siguiente, Gil-Robles y Franco presionaron a Portela Valladares, jefe del Gobierno, y a otras autoridades para que declarasen el estado de guerra. El objetivo no era propiciar un golpe de estado, sino impedir que las turbas continuasen adueñándose de las calles y de los propios colegios electorales, ante la defección de las autoridades. De hecho, Alcalá-Zamora firmó para Portela tanto el estado de guerra…
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